A Chava, “in memóriam” |
||||||
Como sé, querido Chava, que te gustaban mis versos, aquí tienes mi romance de homenaje y de recuerdo. Sin
avisar, te escapaste. Como en otras cosas tuyas, |
Aquel día de primavera -en tu vida ya era invierno-, cuando charlamos los dos en nuestro último encuantro: Me enseñaste tu chalé orgulloso y muy contento; me dejaste allí a mis anchas, arriba, en tu desván lleno, viendo tus miles de fotos, tus maillots y tus trofeos. Y bajaste, siempre amable, y, haciento de cocinero, me preparaste unos churros para chuparse los dedos. Luego dijiste, seguro, muy convencido y muy serio: -Yo, Chava, te garantizo, te aseguro y te prometo que volveré a ser el que era y que triunfaré de nuevo… ¡y me harás otro romance para glosar nuevos éxitos! ¡Ay, Jose,
mi amigo Chava! ¡Ay Jose, mi amigo Chava! |
con una pena muy honda, glosar tu escapada al cielo… recordar miles de hazañas lanzar a los cuatro vientos tus logros y tus proezas y decir al mundo entero: Como ciclista, excelente. Como persona, estupendo. Que así eras tú, Jose, Chava: sencillo, afable, dispuesto… Diste
muchas alegrias Tu fama, nombre y prestigio, |
Pero pronto, de repente, en un triste día de invierno, las campanas de El Barraco tristes tañeron a muerto… El Barraco oscureció y se inundó de lamentos, y del más penoso luto se cubrió todo el pueblo. Pero… ¡No!
¡Eso es mentira! Como sé, querido Chava, Hasta siempre, amigo Chava. Domingo del Prado El Barraco, 28 de enero de 2006 |